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Una psicoanalista en la ciudad, el derecho a habitarse y a habitar

Seré autorreferencial, y como dice Alejandra Pizarnik, hablo de mí, y hablo desde mí, desde mis vivencias, son ellas las que me han traído hasta aquí.

¡Cuánta felicidad encontrarme con personas, mujeres en este caso, y nuevamente mujeres, y algunos hombres con esta sensibilidad también!  que dicen lo que estuve pensando un montón de tiempo sola o al menos yo pensaba que pensaba sola, y no encontraba espacios donde compartir.

Bueno, eso me sucede hace un tiempo, con la visibilización del feminismo (feminismos) y especialmente y últimamente, (para mí el encuentro es nuevo, pero hace tiempo que está transmitiéndose) el entrecruzamiento entre viviendas-urbanismo y feminismo/género.

Aclarar que no es un tema que importa sólo a las mujeres, por ser feminista, sino a todos los géneros, y es un tema de muchísima amplitud que nos involucra a todos, es un tema de inclusión.La problemática en la que pienso es el diseño urbano. ¿Cómo y quienes piensan las ciudades? Sé que se escribió mucho, pero es necesario vivir en carne propia, que esto no es un tema teórico sino que tiene directa influencia en la VIDA, en los CUERPOS, en las EMOCIONES de las personas.

Podría hacer un recorrido amoroso por mi historia de vida a partir de las casas en las que viví, y también a partir de las construcciones que se hicieron en el barrio de mi infancia y al que retorné hace un tiempo. Hace unos años, más de diez, construyeron el primer edificio al lado de mi casa, pegado literalmente, a la pared de mi casa.

Lo construyó un señor que era vecino de mi familia, sus hijos eran amigos de mi familia, fue terrible para mi padre y madre, no sólo la construcción de semejante porquería al lado de la casa (me suena violento decirlo así , pero no es tan violento como resultó la construcción para todos en mi familia y para mi casa) ,sino también la decepción de que alguien tan cercano  como un “buen vecino” te dificultara y podría decir, te arruinara la vida, de semejante manera.

Chapas que volaban al patio de mi casa, ladrillos que caían en punta y que rajaron el techo, mugre, gente molesta, robos en mi casa, y dolor y más dolor. Trataron de hacer denuncias y pedidos en la municipalidad…nada…

Bueno, un día terminó la construcción.

A los años se iniciaron en la vereda de enfrente dos construcciones al mismo tiempo. Camiones mezcladores por doquier, ruido, “kilombo” todo el tiempo, otra vez señores a los gritos, diciendo cosas a la distancia si te veían en el patio, o a las mujeres que pasaban, y más ruido y más mugre, y más ruido, y menos sol, y más viento , y más tierra volando, y más frío(porque se arman correntadas y microclimas totalmente diferentes, debido a las construcciones realizadas)

Al poco tiempo una nueva torre, al lado del edificio al lado de mi casa…bis…
Y actualmente en construcción hoy: una mega torre, al lado de los dos edificios ya construidos, y dejando encerrada, a una de las pocas casas que queda en la cuadra.
Y otra vez…Gente que se comunica a los gritos todo el tiempo, ruidos y ruidos, tierra, todo el tiempo vuela Telgopor… Telgopor…
Menos sol, menos cielo, más frío, menos intimidad, menos silencio.

Un día le envié una carta muy respetuosa, vía messenger, a uno de los responsables de la construcción. Por supuesto que jamás me respondió.

Me pregunto:

De las personas que construyen, diseñan, piensan las ciudades, ¿a ninguna le importan las personas? ¿las historias de las personas? ¿la historias de las personas en esos barrios? ¿en sus casas? ¿lo que representan las casas de sus vecinos y vecinas, que quizás, ya no están mas?

¿Por qué lo primero que surge es destruir, tirar abajo?
¿Por qué no revalorar, reparar, transformar, lo que ya está?
¿Es que los constructores, ingenieros, arquitectos, no aman las casas acaso?
¿No aman las historias?

Nunca entendí, ni mis padres tampoco entendieron, cómo mi vecino (el constructor que era «amigo”) no sentía vergüenza de haber hecho semejante construcción, tan irrespetuosa, apoyada en la medianera de mi casa. A mí me daría vergüenza hacer lo que esta gente hace.

Y hay más: fallecidos mi madre y padre, ese señor arquitecto, un día viene a mi casa, a decirme, que mi casa ya estaba muy desvalorizada, (yo pensaba: ¡vos te encargaste, entre otros de desvalorizarla!) entonces me ofrecía una miseria, a cambio de la casa, que según él ya no valía tanto. Le dijimos que no.

Cuando tuvimos que tasar la casa, las inmobiliarias nos decían que por estar rodeadas de edificios lo mejor que se podía hacer era tirarla abajo para hacer un estacionamiento de autos. Cuánta chatura. Cuánto vacío.

Me pregunto quién diseña esta ciudad. Me respondo: seres con perspectiva de llenarse los bolsillos de dinero y sin visión del semejante, con corazón sólo para sí mismos. Con corazón capitalista.

No es tan difícil imaginar que yo (y mis vecinos y vecinas) quiero/queremos disfrutar del sol, de algún silencio, de cierta privacidad, como disfrutan ellos en sus casas en las afueras, o en barrios bonitos o zonas privilegiadas.

En mis ideas pienso que si fueran justos, las empresas, y quienes son responsables, deberían compensar económicamente, a las casas y a sus habitantes, que por esas construcciones se les somete a semejantes privaciones.

Pienso que ese será un gran avance en el futuro, no sólo pensar las ciudades y diseñarlas con perspectiva de género y con perspectiva de VIDA, sino que además, se recompensará, se reparará ese daño hecho a las personas que habitan una casa que es privada del sol, de la naturaleza, del cielo, y que es sometida a movimientos de suelo, problemas de cloacas, de atención de agua, rajaduras en las construcciones, rompimiento de suelos, etc…

No estoy en contra de los edificios, ni de los que construyen, ni de los que viven allí. Pido respeto, consideración de las otras personas, planificación de los espacios para Todos.

¿Cómo es posible que en sólo una cuadra barrial que haya 6 edificios de 12 pisos cada uno?
¿A qué ideología corresponde ese diseño?

Ahí es donde yo encuentro un acompañamiento al tema que me concentra hoy, el diseño de la ciudad y de los espacios con mirada inclusiva y con perspectiva de género, con perspectiva del semejante, con perspectiva de Vida, porque en los espacios hay VIDA, porque la casa es un organismo vivo.

Por esto es un gran hallazgo este acompañamiento que recibo de las ideas y actos que circulan con tanta efervescencia  sobre Urbanismo Inclusivo, Género y diseños urbanos, Feminismo y ciudades…porque me permite encontrar más palabras para nombrar este dolor, esta impotencia que a veces siento y no sólo por mi casa.

Y también me permite encontrarme con otros que sienten igual y piensan que se puede hacer algo para que algo cambie , y no sólo lo piensan sino que también actúan, y eso me da esperanza de que algo es posible transformar, y me da fuerzas para defender mi derecho a habitarme y a habitar.

 

María Verónica Jorge
Psicóloga U.B.A. Psicoanalista
Docente de Técnicas de Trabajo Corporal
Miembra de F.U.G.A (Feministas Urbanas, Geografías Alternativas)
(Actualmente vivo en Bahia Blanca, Provincia de Bs As)

(Nota: Por favor leer en lenguaje inclusivo)

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